Relato 1º
Historia de un viaje.
Eran finales de agosto,
ya se acababa el verano,
y se notaba en el rostro
que el otoño estaba al lado
nos acordamos de pronto
que, allí por el mes de mayo,
con unos buenos amigos,
un viaje proyectamos,
así que la noche antes,
ya nos fuimos preparando.
El dia D, bien temprano,
el sol estaba acostado,
cogimos nuestras maletas,
en los coches las cargamos,
y nos reunimos todos
en el sitio que acordamos.
En el reloj de la plaza,
las siete aun no habÃan dado,
y dejábamos el pueblo
alegres e ilusionados.
Después de dos horas largas
y ya un poquito cansados,
en un bar de carretera
los vehÃculos paramos,
y allÃ, sin prisa, tranquilos,
el desayuno tomamos.
Repuestos ya del cansancio
el viaje reanudamos.
Dejamos Andalucía
y en Extremadura entramos
y sería ya medio día
cuando a Mérida llegamos.
Bonita ciudad, por cierto,
repleta por todos lados
de obras y monumentos
vestigio de los romanos.
Visitamos todo aquello
y allà mismo pernoctamos.
A la mañana siguiente,
comidos y descansados,
seguimos nuestra aventura,
como habíamos proyectado,
por tierras de Extremadura
y hasta Cáceres llegamos,
no sin antes ver Trujillo
y haber también visitado
el pueblo de Guadalupe,
un pueblo muy renombrado
por su inmenso monasterio
tan limpio y tan bien cuidado.
Después de tanto periplo,
estábamos ya extenuados,
y nos fuimos a un hotel
en Cáceres reservado.
Antes de que se me olvide
quiero aquà dejar plasmado
la belleza de esta tierra
de castillos y palacios,
con sus campos color ocre
y encinares verde claro.
Como ya dijimos antes,
en Cáceres pernoctamos
y a la mañana siguiente,
una vez desayunados
dejamos Extremadura
y a Portugal nos pasamos.
Ãbamos hacia Lisboa,
una ciudad con encanto,
pero, de forma inconsciente,
de la ruta nos desviamos,
y ya que nos vimos cerca,
a Fátima nos llegamos.
Miles de peregrinos
allà estaban acampados,
esperando con sus rezos
que sucediera un milagro.
Como ya era mediodÃa
comimos en el poblado
y salimos por la tarde
rumbo al destino acordado,
como ya dijera antes,
la capital del estado..
Llegamos tarde a Lisboa,
por lo que ya he comentado,
asà que fuimos derechos
al hotel ya reservado.
Es Lisboa una ciudad
con ese sabor salado
de las ciudades que están
orientadas al Atlántico.
Cogimos la habitación
y una vez bien aseado
bajamos al comedor
que ya estaba preparado.
Y en esta ciudad tan rancia,
donde desemboca el Tajo,
paseando por sus calles,
cuatro dÃas nos pasamos,
visitando todo aquello
digno de ser visitado.
Nos llegamos hasta Sintra,
un pueblo muy afamado
por su clima y sus palacios
que parecen encantados.
También fuimos a Cascais,
otro pueblo muy nombrado.
Nos subimos en el metro
y en autobuses urbanos
y como no, por supuesto,
en sus tranvÃas nos montamos.
Y ya que lo vimos todo,
de tanto andar ya cansados,
cogimos de nuevo el coche
y de Lisboa nos marchamos.
Nuestro próximo destino,
como siempre programado,
era el sur de Portugal,
el Algarve tan nombrado.
Aquà fueron cuatro días
de relax y de descanso...
Lo que no estaba previsto
y a fe que fue lo más grato,
fue encontrar a dos personas
tan buenas y con tanto encanto
que cuando los conocimos
quedamos entusiasmados.
Nombres de reyes tenÃan,
Mercedes ella y él Jorge,
reales en el pasado,
pues de todo es sabido
que en su tiempo ya reinaron..
Esta agradable pareja,
por cierto recién casados,
hicieron que el viaje fuera
mas grato de lo esperado.
Simpáticos y sencillos,
se les veÃa enamorados,
y fue un soplo de aire fresco
el haberlos encontrado..
Gracias, Mercedes y Jorge,
gracias por haber estad
en ese hotel del Algarv
donde nosotros estábamos,
gracias también, por supuesto,
por habernos aceptado.
Ahora desde la distancia,
cuando todo se ha acabado
vacaciones y viajes,
y hasta el tórrido verano,
recordamos con nostalgia
a estos dos seres tan majos
que es lo mejor que nos queda
del viaje proyectado,
por cierto que fue lo único
que no estaba programado.
Una historia real, pero con algo de poesia